El Tratado Antártico es un ejemplo paradigmático de Diplomacia Científica. El Tratado privilegia la actividad científica por encima de las demás actividades humanas en el ATA, y subordina las actividades logísticas y el mantenimiento de infraestructuras permanentes en el área, al sostenimiento de la cooperación científica entre los países miembros. El TA brinda un marco privilegiado para el desarrollo de investigaciones en cualquier área del conocimiento, facilitando y promoviendo la colaboración entre países para el desarrollo de investigación de forma conjunta, y el desarrollo de las capacidades nacionales para tales fines, incluyendo el uso de infraestructuras y equipamiento de otros países para el desarrollo de proyectos nacionales. Esto ofrece a Uruguay además, una oportunidad invaluable para potenciar sus capacidades científicas en general, y el establecimiento de vínculos de trabajo con instituciones de primer nivel en áreas que pueden luego trascender las temáticas netamente antárticas.